Una mujer se lleva la mano a la cara, humedecida por las lágrimas. Su rostro expresa desolación. Una desolación que se extiende a su alrededor. Me encuentro entre las ruinas del poblado de Puerta de Hierro, en Madrid. Me cuentan que el Ayuntamiento ha demolido lo poco que quedaba de un poblado en el que vivían familias gitanas.
Me entero de que Amnistía Internacional ya había denunciado desalojos en ese poblado sin que se respetaran los derechos humanos de las familias, que han visto sus viviendas convertidas en escombros. También de que no se trata de un hecho aislado. Los desalojos y la discriminación de personas gitanas siguen siendo una realidad cotidiana en distintos países europeos.
“Es muy duro estar mudándose de un sitio a otro. No podemos quedarnos siquiera un poco. En cuanto oigo que me voy me duele el corazón”. Son palabras de una mujer gitana desalojada en un barrio de París. Historias similares se pueden encontrar en Roma.
A veces son los más pequeños los que se ven discriminados en la escuela. Es el caso de Eslovaquia y la República Checa.
Una publicación de Amnistía Internacional describe la situación en varios países. El testimonio destacado en la primera página lo dice todo: " Lo único que queremos es que nos traten como seres humanos". Una frase que me hace sentir la dignidad de todo ser humano. Por eso me gusta la petición de Amnistía Internacional a la Unión Europea:
¡Igualdad y derechos humanos para la comunidad gitana!
Yo la he firmado y te pido que la firmes y la difundas:
http://www.es.amnesty.org/actua/acciones/ue-igualdad-comunidad-gitana-abr13/
Me entero de que Amnistía Internacional ya había denunciado desalojos en ese poblado sin que se respetaran los derechos humanos de las familias, que han visto sus viviendas convertidas en escombros. También de que no se trata de un hecho aislado. Los desalojos y la discriminación de personas gitanas siguen siendo una realidad cotidiana en distintos países europeos.
“Es muy duro estar mudándose de un sitio a otro. No podemos quedarnos siquiera un poco. En cuanto oigo que me voy me duele el corazón”. Son palabras de una mujer gitana desalojada en un barrio de París. Historias similares se pueden encontrar en Roma.
A veces son los más pequeños los que se ven discriminados en la escuela. Es el caso de Eslovaquia y la República Checa.
Una publicación de Amnistía Internacional describe la situación en varios países. El testimonio destacado en la primera página lo dice todo: " Lo único que queremos es que nos traten como seres humanos". Una frase que me hace sentir la dignidad de todo ser humano. Por eso me gusta la petición de Amnistía Internacional a la Unión Europea:
¡Igualdad y derechos humanos para la comunidad gitana!
Yo la he firmado y te pido que la firmes y la difundas:
http://www.es.amnesty.org/actua/acciones/ue-igualdad-comunidad-gitana-abr13/